En tiempos de redes, las encuestas atrasan
Algunos candidatos comprendieron que las encuestas atrasaban y que, tal como hacen los analistas del marketing de productos, debían afinar y mejorar su información.
En una sociedad segmentada en una mirada de identidades (vegetarianos, rockers, hippies, feministas, católicos, surfers, padrazos, deportistas, hipsters, hombres de negocios, pacifistas, homosexuales, inclasificables, etc.) y sus numerosos matices y zonas de cruces (el mundo lgbt es un buen ejemplo), resulta casi imposible formular mensajes capaces de seducir a la mitad de la población.
¿Cómo hacer?
La respuesta surge de las redes sociales. El primero en aprovechar en escala este recurso fue Barack Obama, candidato en 2008 a presidente de Estados Unidos, uno de los países donde el uso de las herramientas digitales en la vida cotidiana está más desarrollado. Allí también tienen la particularidad de que no solo es optativo votar sino que además es necesario empadronarse previamente.
Lo que hizo el equipo de Obama fue clasificar a los usuarios de las redes sociales. Esto se realizó de acuerdo con las posiciones políticas que revelaban sus amigos. Se pudo reconocer a 3,5 millones de potenciales votantes demócratas no empadronados. Luego estudió sus intereses específicos y «customizó» las propuestas que vería cada uno en Facebook; leyes de género para las feministas, propuestas verdes para los ecologistas, retirada de Afganistán para los pacifistas y así.
El nivel de precisión de esta campaña resultó muy superior al de los típicos afiches con candidatos sonrientes que no pueden decir nada por miedo de espantar a quien piense distinto. En lugar de un catch all, lo que hizo Obama fue más bien un catch each (tomar a cada uno).