La cuestión es que entender la importancia de las emociones y cómo tienen que usarse supone también mantenerse atentos a los cambios en los sentimientos colectivos y en los elementos que van marcando la agenda. Y es que las emociones son un elemento dinámico y cambiante que depende tanto de los cambios sociales como de las propias circunstancias del momento. Algo ante lo que las empresas deben estar preparadas para hacer los ajustes que sean necesarios.
Los momentos de crisis son unos de los que tienen un efecto más directo sobre las emociones de los compradores y sobre sus intereses. Las empresas y las marcas tienen que entender cuáles son las que dominan, cuáles tienen un mayor impacto y qué es lo que impulsa a los consumidores en cada momento.
La crisis del Covid-19, evidentemente, ha tenido un gran impacto en las emociones de los consumidores, cambiando su forma de ver las cosas; cómo se relacionan con su entorno y lo que esperar los productos y las marcas. En este momento, los consumidores están dominados por el miedo y por la angustia ante una situación muy compleja. No obstante, las investigaciones han empezado a evidenciar que la realidad esto todavía más complicada.
Las conclusiones de dicho estudio demuestran que los consumidores se dejan llevar por las emociones esperables en estas circunstancias; pero también por otras relacionadas con la búsqueda de la individualidad.
Así pues, el estudio reveló que la amistad y la seguridad eran las emociones dominantes. Es lógico si pensamos que los consumidores se encuentran en un momento de miedo y en una situación especial. Es de esperar que se busque aquello que nos haga sentir mejor.
También descubrieron que, entre las emociones dominantes, estaban el entusiasmo por la vida, la libertad y el sentir que pueden ir a lo suyo.