Ser y parecer
Lo primero que debo decir es que para parecer hay que ser. Es decir, el parecer se da en algo que previamente es y, por ende, ya tenemos que ser algo para poder parecer ser otra cosa.
El fondo y la forma son de igual importancia.
La reputación se construye con el tiempo, mostrando ?????????? en lo que decimos ser, lo que proyectamos y lo que hacemos efectivamente. Si ya tenés la “apariencia” entonces obliga a tu “ser” a desarrollarse, de lo contrario estas engañando a las personas. Y si ya “sos” pero no contás con la “apariencia”, entonces a trabajar sobre ese aspecto, ya que no estás comunicando correctamente el potencial que tienen vos como marca personal o tu marca.
Para las empresas y profesionales es fundamental tener una buena imagen de cara a otros profesionales, por lo que es necesario mantener una buena reputación online y enviarles el mensaje que queremos transmitir de profesionalidad y de confianza.
Hoy en día son muchas personas las que habitan el espacio digital, donde comparten no sólo fotos y vídeos, sino experiencias y opiniones acerca de servicios y de productos, así como de marcas. Esto significa que un problema de reputación para nuestra marca podría irse rápidamente de nuestras manos sin un seguimiento adecuado y crearnos un problema de difícil solución.
El cliente adquiere una dimensión enorme en la reputación de nuestra marca, puesto que cualquier cosa que se diga online; podrá ser visto por más de dos billones de internautas y sus quejas o recomendaciones de nuestro producto, servicio o marca es recogida al instante por Google.
Por lo tanto, es muy importante para las empresas manejar a la perfección su reputación online. Para ello, no sólo es necesario que sepamos qué están diciendo los demás de nosotros, sino, añadir nuestra propia información y difundirla. De esta forma cuando se realice una búsqueda de la que seamos objeto; la información que hemos proporcionado será la que prime si hemos hecho un trabajo de viralización adecuado. Existen múltiples herramientas de monitorización para controlar las conversaciones en las que participamos, y hay que conocerlas para hacer un buen uso de ellas.